SATANÁS Y LOS DEMONIOS

¿QUÉ DEBIERAN PENSAR HOY LOS CRISTIANOS DE SATANÁS Y DE LOS DEMONIOS? GUERRA ESPIRITUAL

EXPLICACIÓN Y BASE BÍBLICA
El capítulo anterior lleva de forma natural a la consideración de Satanás y de los demonios, puesto que son ángeles caídos que una vez fueron ángeles buenos, pero que pecaron y perdieron su privilegio de servir a Dios. Como los ángeles, son también seres creados y espirituales, con discernimiento moral y gran inteligencia, pero sin cuerpo fisico. Podemos definir a los demonios de la siguiente manera: Los demonios son ángeles malignos que pecaron contra Dios y que ahora continuamente hacen el mal en el mundo.

A. EL ORIGEN DE LOS DEMONIOS

Cuando Dios creó el mundo, «miró todo lo que había hecho, y consideró que era muy bueno» (Gn 1:31). Esto significa que aun el mundo angelical que Dios había creado no tenía ángeles malignos ni demonios en aquel momento. Pero ya en Génesis 3, encontramos que Satanás, en la forma de una serpiente, estaba tentando a Eva para que pecara (Gn 3: 1-5). Por tanto, en algún momento entre los sucesos de Génesis 1: 31 y Génesis 3: 1, tuvo que haber una rebelión en el mundo angelical que llevó a muchos ángeles a ponerse en contra de Dios y convertirse en malignos.
El Nuevo Testamento habla de esto en dos lugares. Pedro nos dice que «Dios no perdonó a los ángeles cuando pecaron, sino que los arrojó al abismo, metiéndolos en tenebrosas cavernas y reservándolos para el juicio» (2ª P 2: 4).' Judas también nos dice que «los ángeles que no mantuvieron su posición de autoridad, sino que abandonaron su propia morada, los tiene perpetuamente encarcelados en oscuridad para el juicio del gran Día» Jud 6).
De nuevo, se hace hincapié en el hecho de que están alejados de la gloria de la presencia de Dios y que su actividad está restringida (metafóricamente, «perpetuamente encarcelados»), pero el texto no implica para nada que su influencia ha sido eliminada del mundo ni que algunos demonios están metidos en algún lugar de castigo apartados del mundo mientras que otros tienen la posibilidad de influenciarlo. Más bien, tanto 2ª Pedro como Judas nos dicen que algunos ángeles se rebelaron contra Dios y se convirtieron en oponentes hostiles a su Palabra.
NOTA: Esto no quiere decir que estos ángeles impíos no ejerzan influencia al presente en el mundo, porque Pedro dice en el v. 9 que el Señor sabe cómo «reservar a los impíos para castigarlos en el día del juicio», refiriéndose aquí a seres humanos pecadores que seguían evidentemente teniendo influencia en el mundo y causándoles dificultades a los lectores de Pedro.
El pasaje de 2ª Pedro 2: 4 simplemente significa que los ángeles impíos han sido alejados de la presencia de Dios y que están bajo alguna forma de restricción de influencia hasta el final del juicio, pero eso no les priva mientras tanto de seguir llevando a cabo sus actividades en el mundo.
Parece que su pecado fue el del orgullo, el de negarse a aceptar el lugar asignado, porque ellos «no mantuvieron su posición de autoridad, sino que abandonaron su propia morada» Jud 6).
Es también posible que haya una referencia a la Caída de Satanás, el príncipe de los demonios, en Isaías 14. Al tiempo que 1saías describe el juicio de Dios contra el rey de Babilonia (un rey humano y terrenal), llega entonces a una sección donde empieza a usar un lenguaje que parece demasiado fuerte para referirse solo a un rey humano:
¡Cómo has caído del cielo, Lucero' de la mañana! Tú, que sometías a las naciones, has caído por tierra.
Decías En Tu Corazón: «Subiré Hasta Los Cielos. ¡Levantaré Mi Trono Por Encima De Las Estrellas De Dios! Gobernaré Desde El Extremo Norte, En El Monte De Los Dioses.
Subiré A La Cresta De Las Más Altas Nubes, Seré Semejante Al Altísimo.» ¡Pero Has Sido Arrojado Al Sepulcro, A Lo Más Profundo De La Fosa! (Is 14: 12-15)
Esta expresión de ascender a los cielos y establecer su trono en lo más alto y decir: «Seré semejante al Altísimo» sugiere fuertemente la rebelión de una criatura angelical de gran poder y dignidad. No era raro en la forma de hablar de los profetas hebreos pasar de descripciones de sucesos humanos a descripciones de sucesos celestiales que son paralelos a ellos y que los acontecimientos humanos los representan en forma limitada. Si esto es así, se está describiendo el pecado de Satanás como de orgullo y de intentar ser igual a Dios en posición y autoridad.
Sin embargo, es improbable que Génesis 6: 2-4 se refiera a la Caída de los demonios.
En estos versículos se nos dice que «los hijos de Dios vieron que las hijas de los seres humanos eran hermosas. Entonces tomaron como mujeres a todas las que desearon. Al unirse los hijos de Dios con las hijas de los seres humanos y tener hijos con ellas, nacieron gigantes, que fueron los famosos héroes de antaño.
NOTA: Segunda de Pedro 2:4 no dice que «Dios no perdonó a algunos de los ángeles cuando pecaron», O «Dios arrojó a algunos de ellos al abismo», sino que habla de ellos en general cuando pecaron, implicando a todos los que pecaron.
Del mismo modo, Judas 6 habla de los «ángeles que no mantuvieron ~u posición», indicando a todos los que pecaron. Por tanto, estos versículos deben estar diciendo algo que es cierto de todos los demonios. Su residencia actual, su lugar de morada es el (infierno) o el «abismo», aunque ellos pueden desde allí recorrer el mundo para influenciar a las personas.
Las versiones hispanas de la Biblia emplean la expresión «lucero de la mañana». Solo La Biblia al Dia usa el nombre «Lucifer, hijo de la aurora», que significa «portador de luz».
Vea, por ejemplo, el Salmo 45 que pasa de una descripción de un rey terrenal a la descripción del Mesías divino.
A partir de entonces hubo gigantes en la tierra». Aunque algunos han pensando que «hijos de Dios» en este pasaje se refiere a ángeles que pecaron al casarse con mujeres humanas, esa interpretación no es probable por las siguientes razones.
Los ángeles no son seres materiales y según Jesús no se casan (Mt 22: 30), realidades que ponen en duda la idea de que aquellos «hijos de Dios» fueran ángeles que tomaron esposas humanas. Además, nada en el contexto mismo de Génesis 6 indica que los «hijos de Dios» debiera entenderse como ángeles (esto hace a este pasaje diferente de Job 1-2, por ejemplo, donde el contexto del concilio celestial deja bien claro para el lector que se está refiriendo a ángeles).
Es mucho más probable que la frase «hijos de Dios» aquí (como en Dt 14: 1) se refiera a personas que pertenecían a Dios y, como Dios, caminaban en rectitud (note Gn 4: 26 como una introducción a Génesis 5, que señala el comienzo del linaje de Set al mismo tiempo que dice que «desde entonces se comenzó a invocar el nombre del Señor»). En realidad, se hace hincapié en la condición de hijo como siendo a la imagen y semejanza del padre en Génesis 5: 3. Además, el texto sigue la pista a la línea de descendientes desde Dios por medio de Adán y Set a muchos «hijos» en todo el capítulo 5.
El propósito amplio de la narración parece ser trazar el desarrollo paralelo de la línea piadosa de Set (al final la línea mesiánica) y de los impíos descendientes del resto de la humanidad. Por tanto, los «hijos de Dios» en Génesis 6:2 son hombres que son justos a causa de su imitación del carácter de su Padre celestial, y las «hijas de los hombres» son las esposas impías con las que ellos se casaron.

B. SATANÁS COMO CABEZA DE LOS DEMONIOS

«Satanás» es el nombre del que es cabeza de los demonios. Su nombre aparece mencionado en Job 1: 6, donde se dice que «llegó el dia en que los ángeles debían hacer acto de presencia ante el Señor, y con ellos se presentó también Satanás» (vea también Job 1:7-2:7). Aquí aparece él como el enemigo del Señor que planea severas tentaciones contra Job. Del mismo modo, cerca del fin de la vida de David se dice que «Satanás conspiró contra Israel e indujo a David a hacer un censo del pueblo» (1ª Cr 21: 1). Además, Zacarías vio una visión de (Josué, el sumo sacerdote, que estaba de pie ante el ángel del Señor, y a Satanás, que estaba a su mano derecha como parte acusadora) (Zac 3: 1).
El nombre «Satanás» es una palabra hebrea (satan) que significa «adversario»: El Nuevo Testamento también usa el nombre «Satanás», tomándolo sencillamente del Antiguo Testamento. Por eso Jesús en sus tentaciones en el desierto, habla directamente a Satanás diciéndole: «!Vete Satanás!» (Mt 4: 10), o «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo» (Lc 10: 18).
La Biblia usa otros nombres para referirse también a Satanás. Se le conoce como «el diablo»7 (solo en el Nuevo Testamento: Mt 4:1; 13:39; 25:41; Ap 12:9: 20:2; et al.), «la serpiente» (Gn 3:1,14; 2ª Co 11: 3; Ap 12: 9; 20:2, et al.), «Beelzebú» (Mt 10: 25; 12: 24, 27; Lc 11: 15), «el príncipe de este mundo» (Jn 12:31; 14:30; 16:11),' «príncipe de la potestad del aire» (Ef. 2: 2), o «el maligno» (Mt 13: 19; A Jn2: 13).
NOTA: Para una argumentación más detallada vea, The First Epistle of Peter, de W. Grudem, pp. 211-213, que aparece resumido aquí. Los intérpretes judíos posteriores de estos versículos estaban divididos entre los que pensaban que los «hijos de Dios» eran ángeles y los que pensaban que eran seres humanos.
La palabra diablo nos viene del griego diábolos, que significa «calumniador».

Cuando Jesús le dijo a Pedro: «¡Aléjate de mí Satanás! Quieres hacerme tropezar; no piensas en las cosas de Dios sino en las de los hombres» (Mt 16: 23), Jesús reconoció que el intento de Pedro de evitarle el sufrimiento y la muerte en la cruz era en realidad un intento de evitar que obedeciera el plan del Padre. Jesús se dio cuenta que al final de cuentas la oposición no venía de parte de Pedro sino de Satanás mismo.